La mayoría de las personas, en su afán por cumplir con todas sus actividades diarias, al consumir un alimento, en muchas ocasiones, lo hacen de forma mecánica “comer por comer” o porque es la hora sin disfrutar el alimento, sin ser conscientes de lo que se está haciendo, sin saborearlo, sin masticarlo de la manera correcta; todo lo anterior, sin lugar a duda es de vital importancia dentro del proceso de la alimentación, un espacio en el que lo ideal es alejarnos de equipos electrónicos como el celular y el televisor para así estar en el aquí y en el ahora, disfrutando ese plácido momento con las personas que se encuentran a nuestro alrededor, compartiendo y degustando cada preparación de manera consciente y responsable.
En los últimos tiempos ha crecido el interés por las tradiciones orientales las cuales han sido aplicadas en diversas intervenciones terapéuticas, y han generado de manera paralela gran interés por identificar todos aquellos mecanismos cerebrales a través de los cuales dichas prácticas actúan.
Estos mecanismos son ahora conocidos, gracias a las múltiples investigaciones llevadas a cabo y que constituyen el cuerpo de evidencia que soporta hoy en día aquello que siglos atrás (y hasta hace muy poco) se consideraba como una práctica de tipo netamente espiritual, con poca (o ninguna) evidencia científica a su favor.
El mindfulness es una de estas técnicas ancestrales que hace referencia a la capacidad humana básica de poder estar en el presente, permitiendo reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando.2 Este concepto aplicado a la alimentación consciente o mindful eating se refiere principalmente en ser actores activos en nuestra alimentación y tomar las riendas de nuestro plan alimentario, donde no solo se trata de hacer una “dieta” sino de generar hábitos alimentarios saludables que permanezcan en el tiempo, que nos permita gozar de una vida sana desde los planos psicológico y nutricional.
Se debe ser consciente tanto de las sensaciones físicas: hambre o saciedad, como de las emociones, para así determinar el momento en iniciar o terminar de comer.
Algunos tips para aplicar la alimentación consciente:
Apague, aleje o ponga en silencio sus dispositivos electrónicos.
Utilice los sentidos: alimentarse conscientemente incluye los cinco sentidos, por eso disfrute la apariencia, aroma, textura, sabores y sonidos al consumir los alimentos.
Entre bocados, deje los cubiertos en el plato para disminuir el ritmo.
¡Degústelos con tranquilidad, mastique despacio y disfrute la experiencia!